Al saber que alguien murió por suicidio o que intentó quitarse la vida en algún momento suelen surgir preguntas, pensamientos y emociones que la mayoría de las personas guardan para sí mismos en lugar de dialogar al respecto. Esto se debe al temor y la vergüenza que suelen relacionarse con las conductas suicidas. Evitar el tema perpetúa los mitos y tabúes que lo rodean.
Presentaremos información que ayude a abordar la conducta suicida de manera más adecuada, facilitando su comprensión y el entendimiento de cómo ayudar a personas en riesgo.

Presentaremos información que ayude a abordar la conducta suicida de manera más adecuada, facilitando su
comprensión y el entendimiento de cómo ayudar a personas en riesgo.
El suicidio es un problema de salud pública en Panamá y el mundo por ser responsable de pérdidas prematuras de vidas humanas que pudieron haberse evitado a través de intervenciones oportunas. No solamente se pierden vidas humanas, lo cual de por sí es trágico, sino que también se afecta a las personas del entorno familiar, laboral, escolar o comunitario de la persona que se suicida.
Las cifras del suicidio:
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 720.000 personas mueren por suicidio cada año en el mundo, lo que representa una muerte cada 40 segundos.
En Panamá, según datos de los últimos cinco años publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo, ocurre un promedio de 111 muertes por suicidio por año. La tasa de suicidio es relativamente baja en comparación con otros países de la región, con un promedio de 3,9 suicidios por cada 100.000 habitantes entre 2007 y 2016 (Martínez et al., 2020), siendo 2,7 por 100 000 habitantes en 2023. No se trata sólo de cifras, sino de personas.
¿Qué lleva a una persona al suicidio?
El suicidio es el resultado de una compleja combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Entre los principales factores de riesgo se encuentran los intentos de suicidio previos; los trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o el abuso de sustancias como el alcohol y otras drogas; experiencias de violencia, abuso o negligencia; duelos recientes; aislamiento social y falta de acceso a servicios de salud mental. No podemos atribuir la muerte por suicidio a una sola causa.

De igual forma, debemos señalar que la conducta suicida implica una serie de etapas que inician con el deseo de morir, que puede transformarse en deseo de matarse, con lo cual se pueden generar planes de cómo matarse, que se pueden llevar a la práctica si la persona tiene la decisión de matarse y tiene acceso a algún método para lograrlo, posteriormente puede haber uno o más intentos de suicidio y podría producirse la muerte por suicidio.
¿Cuáles son señales de alarma de riesgo de suicidio?
Cuando las personas comentan sobre sentirse una carga para los demás, culpables o con mucha vergüenza, vacíos, sin esperanza, no le ven sentido a su vida, desean morir, expresan un dolor insoportable, hacen actos imprudentes que pueden poner en riesgo la vida, abusan de drogas como el alcohol, se apartan de los demás, o presentan cambios extremos en estado de ánimo, hacen planes de suicidio o buscan información sobre métodos de suicidio; podemos estar frente a una persona con riesgo de suicidio.


Buscan información sobre métodos de suicidio.
¿Es posible prevenir el suicidio?
Hay evidencia de que es posible prevenir el suicidio en la mayoría de los casos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto un enfoque integral para la prevención del suicidio que incluye cuatro pilares fundamentales:
- Limitar el acceso a métodos suicidas de alta letalidad (son aquellos que al ser utilizados tienen mayor posibilidad de producir la muerte).
- Fomentar una información responsable en medios de comunicación: Evitar el sensacionalismo en la cobertura de suicidios y más bien enfatizar cómo y dónde buscar ayuda.
- Fomentar habilidades socioemocionales en adolescentes: Implementar programas en escuelas que fortalezcan la salud mental y ayuden a enfrentar las adversidades de la vida.
- Detección temprana y atención oportuna: Capacitar para identificar signos de riesgo y ofrecer apoyo adecuado.
Todas las medidas mencionadas con importantes y deberían implementarse en conjunto, sin embargo, no dependen de una sola persona, por lo cual recomendamos que si piensan que una persona está en riesgo: hablen con la persona expresando su preocupación por notar que algo ha cambiado o no marcha bien, escuchen de manera respetuosa sin juzgar ni minimizar lo que la persona está expresando, acompañen a la persona para que no quede sola, eliminen en lo posible los métodos de suicidio que puedan estar a su alcance y ayuden a ponerla en contacto con un servicio de salud. También se debe buscar información sobre el suicidio en fuentes confiables y cuidar la salud mental propia y de los demás. Todo esto es posible para quienes tienen interés en contribuir a la prevención.
Es hora de hablar abiertamente de la salud mental y de los problemas debidos a pérdidas de la salud mental.
Hay que enfatizar que hablar sobre el suicidio no produce ideas ni intentos de suicidio, sino por el contrario, ayuda a aliviar emociones contenidas por la persona que sufre.
Sobre el suicidio no es correcto hablar de valentía o cobardía. Las personas que consideran el suicidio no quieren morir, quieren dejar de sufrir y no ven otras opciones en el momento.
Buscar ayuda con profesionales de la salud mental es una medida fundamental en la prevención del suicidio.
En Panamá existen profesionales de salud mental en la mayoría de los centros de salud, en todos los policentros y policlínicas, así como en la mayoría de los hospitales. Se puede acudir a la instalación de salud más cercana y si ésta no cuenta con profesionales de salud mental, se gestionará la atención por salud mental. También existen opciones de atención en lo privado y líneas de ayuda como el 147 del Ministerio de Desarrollo Social.
Conclusión: la vida sí importa
Hablar de suicidio no provoca suicidios. Comprender que este problema es prevenible y que todos tenemos un papel que jugar puede marcar la diferencia. Panamá necesita promover una cultura de cuidado, empatía y prevención. Prevenir el suicidio es una responsabilidad colectiva y un compromiso con la vida.

con la vida.
Dr. Ricardo Gabriel Goti Valdés/ Jefe de la Sección de Salud Mental de la Dirección General de Salud
Fuentes bibliográficas (últimos 5 años)
- World Health Organization. (2023). Suicide. Recuperado de: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/suicide
- UN Statistics Division. (2025). Progress towards the Sustainable Development Goals – Report 2025. Recuperado de: https://unstats.un.org/sdgs/report/2025/Goal-03
- Martínez, A., Jiménez, M., & Saldaña, Y. (2020). Epidemiological Analysis of Suicide in Panama: A Retrospective Study 2007–2016. Pan American Journal of Public Health. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7559330/
- Vergara, C., Mendoza, L., & Ríos, E. (2020). Suicidal Behavior in Panama: Sociodemographic Profile and Risk Factors. Medicina (Kaunas), 56(9), 442. https://www.mdpi.com/1648-9144/56/9/442
- Organización Panamericana de la Salud. (2022). Prevención del suicidio. Recuperado de: https://www.paho.org/es/temas/prevencion-suicidio
- Instituto Nacional de Estadística y Censo. Contraloría General de la República de Panamá. Instituto Nacional de Estadística y Censohttp://www.inec.gob.pa/
- Organización Mundial de la Salud. Vivir la Vida: Guía de aplicación para la prevención del suicidio en los países. 2021