Autora: Dra. Nubia Pimentel González / Sección de Salud Sexual y Reproductiva / Promoción de la Salud

Cada 26 de marzo, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial de la Prevención del Cáncer Cérvicouterino, una fecha crucial para sensibilizar sobre esta enfermedad que, si bien es prevenible, sigue siendo una de las principales causas de mortalidad entre las mujeres en muchos países.
Esta jornada se centra en la importancia de la detección temprana, la vacunación y el acceso a servicios de salud que permitan reducir la incidencia de este cáncer, promoviendo un futuro más saludable para todas las mujeres.
La importancia de la prevención
El cáncer cérvicouterino, también conocido como cáncer de cuello uterino, es causado principalmente por una infección persistente por ciertos tipos del Virus del Papiloma Humano (VPH). Este virus se transmite principalmente por contacto sexual y, aunque muchas personas pueden estar infectadas sin mostrar síntomas, algunos tipos de VPH son de alto riesgo y pueden desarrollar lesiones en el cuello uterino, lo que eventualmente puede llevar al cáncer si no se detecta a tiempo.
Afortunadamente, el cáncer cérvicouterino es una de las formas de cáncer más prevenibles mediante dos herramientas clave: la vacunación contra el VPH y la detección temprana a través de la prueba de Papanicolaou (Pap) y la prueba de VPH.

La vacunación
La vacunación contra el VPH ha sido un avance significativo en la lucha contra el cáncer cérvicouterino. Las vacunas disponibles protegen contra los tipos de VPH que son responsables de la mayoría de los casos de cáncer cervical. Se recomienda que niñas y niños se vacunen entre los 9 y 14 años, antes de que puedan estar expuestos al virus. Sin embargo, la vacunación también es beneficiosa para mujeres adultas jóvenes, ya que puede prevenir la infección por otros tipos de VPH.
Detección temprana
La detección temprana es otro pilar fundamental en la prevención del cáncer cérvicouterino. Las pruebas de Papanicolaou y las pruebas de VPH son herramientas efectivas para detectar cambios celulares en el cuello uterino que puedan indicar la presencia de cáncer o de lesiones precancerosas.

La prueba de Papanicolaou, recomendada cada tres años a partir de los 21 años o luego del inicio de relaciones sexuales, permite detectar anomalías en las células cervicales que, si se identifican a tiempo, pueden tratarse antes de que se conviertan en cáncer. Además, la prueba de VPH permite identificar infecciones persistentes por los tipos de VPH de alto riesgo, lo que ayuda a las mujeres a obtener el tratamiento adecuado.

Barreras y desafíos
A pesar de los avances en la prevención, existen diversas barreras que dificultan el acceso a la información y a los servicios de salud. La falta de conciencia sobre la importancia de la prevención y la detección temprana, especialmente en comunidades rurales o en áreas con sistemas de salud débiles, sigue siendo un desafío.
Además, la falta de acceso a vacunas, la desigualdad en los servicios de salud y el estigma en torno a los exámenes de salud reproductiva son factores que contribuyen a la persistencia del cáncer cérvicouterino como un problema de salud pública. Por ello, es esencial seguir trabajando en la eliminación de estos obstáculos, para garantizar que todas las mujeres tengan la oportunidad de prevenir y tratar el cáncer cérvicouterino de manera efectiva.

Un futuro libre de cáncer cérvicouterino
El Día Mundial de la Prevención del Cáncer Cérvicouterino es una oportunidad para renovar el compromiso en la lucha contra esta enfermedad. Es crucial continuar invirtiendo en educación, programas de vacunación, pruebas de detección y acceso a tratamientos, para garantizar que todas las mujeres, independientemente de su ubicación o nivel socioeconómico, puedan beneficiarse de las herramientas de prevención disponibles.
La prevención es la mejor arma. Al sensibilizar a la población, promover la vacunación y fomentar la detección temprana, podemos reducir drásticamente el impacto de este cáncer y acercarnos a un futuro donde el cáncer cérvicouterino sea una enfermedad del pasado.