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Desastres y Salud Mental: Más allá de lo visible

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Muchas veces las comunidades también se desestabilizan, las redes de apoyo se fracturan, y las personas pueden sentirse aisladas o desconectadas de su entorno agravando el malestar psicológico.

Autora: Dra. Delia Ycaza, Médico psiquiatraEspecialista en salud mental en emergencias y desastres

Un desastre nos puede cambiar la vida instantánea y drásticamente. La pérdida de seres queridos, las heridas y la destrucción de bienes personales son solo algunas de las consecuencias visibles. Sin embargo, el verdadero impacto va mucho más allá de lo material. El miedo, la incertidumbre sobre el futuro y el sentimiento de vulnerabilidad pueden provocar una carga emocional abrumadora que afecta profundamente nuestra salud mental.

Muchas veces las comunidades también se desestabilizan, las redes de apoyo se fracturan, y las personas pueden sentirse aisladas o desconectadas de su entorno agravando el malestar psicológico.

Los efectos psicológicos de un desastre pueden manifestarse de diversas formas, las más comunes son:

  • Sentimientos de tristeza, desolación, pérdida de interés en actividades cotidianas y placenteras.
  • Miedo constante y la sensación de estar en peligro.
  • Insomnio, despertares frecuentes o pesadillas recurrentes son experiencias comunes tras un desastre.
  • Cambios en el apetito
  • Dificultades para prestar atención y concentrarnos.
  • Muchas personas se sienten desconectadas de los demás, lo que puede empeorar su estado emocional y las oportunidades para recibir apoyo.

Durante una crisis, el apoyo de familiares, amigos y la comunidad nos ayuda a proteger nuestra salud mental. Las buenas relaciones personales actúan como un amortiguador frente al impacto emocional de un desastre y como un escudo contra el trauma. Compartir nuestras experiencias y sentimientos con personas de confianza nos ayuda a procesar la situación, a sentirnos menos solos y a encontrar un nuevo propósito.

Preparándonos para lo inesperado

Así como preparamos un plan de evacuación y un kit de emergencia para enfrentar un desastre, también debemos preparar nuestra mente. Estas son algunas claves para aumentar nuestra resiliencia emocional:

  • Fortalecer tus relaciones con familiares, amigos y vecinos.
  • Desarrollar habilidades de afrontamiento, aprendiendo técnicas de relajación, respiración profunda o meditación.
  • Conocer los planes de emergencia de tu comunidad.
  • Crear un kit de emergencia y un plan familiar para actuar en caso de desastre.
  • Buscar ayuda profesional en salud mental si es necesario.

 Los desastres pueden ser eventos traumáticos, pero tomar medidas proactivas para proteger nuestra salud mental puede marcar la diferencia en el proceso de recuperación, permitiéndonos recuperarnos de manera más rápida y efectiva. Recuerda, la preparación es la clave para enfrentar cualquier desafío.