Todos los años acostumbraba realizarme los exámenes de rutina de las mamas.
En octubre de 2017, durante la campaña de ese mes, me hice uno como de costumbre. Una semana después, recibí una llamada del Instituto Oncológico Nacional (ION). Me citaron para darme la noticia que nunca imaginé: el resultado fue positivo.
Lloré, lloré, y lloré. No podía detener las lágrimas hasta llegar a casa. Allí, con el corazón encogido, le pregunté al doctor: “¿Y ahora qué sigue?”. Su respuesta fue clara: quimioterapia, radioterapia y cirugía.
Les confieso que ese día me sentí derrotada. Caí en una profunda depresión, sin ganas de ver a nadie ni de enfrentar la vida. Mi esposo, desesperado, intentaba levantarme, al igual que mis hijos, mis hermanas, y todas las personas que me aman y a quienes amo profundamente. Sentía su apoyo, pero algo dentro de mí estaba roto.
Hasta que un día, me miré al espejo y me dije: Noemí, mujer de fe, ¿Dónde estás? Recordé que aunque nunca había dejado de orar, me faltaban fuerzas. Pero entonces pensé: “¡NO! Si Dios está conmigo, ¿Quién contra mí?”. Y aunque fue muy difícil, comencé a levantarme. Sabía que para Dios nada es imposible.
El camino no fue fácil, muchas veces no pude contener el llanto. No sabía que el cuerpo podía tener tantas lágrimas, pero las derramé todas. Sentía que no había consuelo, pero en mi corazón algo me decía que esta era una prueba. Y la sigo viendo así. Dios nunca te da una carga con la que no puedas.
A todas las mujeres que leen este escrito, quiero decirles algo desde lo más profundo de mi corazón: detrás del cáncer, hay vida. Y hoy, con orgullo, repito el eslogan del Ministerio de Salud: “Panamá con salud y bienestar”.
Tener a mi lado a mi familia, mis hijos, mi esposo, mis hermanas y amigos, con su apoyo incondicional, fue una bendición. Ellos también me alimentaban con su fuerza y amor.
Queridas mujeres, no permitamos que el miedo nos limite. No dejes de hacerte tus exámenes, no dejes de cuidarte. La vida sigue, y hay mucho por lo que luchar. No dejes que el miedo te robe la esperanza.